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Pintura de Enrique Guzman |
El quehacer intelectual, la predica y enjuicio moral, el rumbo que está llevando nuestro entorno, es una actividad eminentemente mediática. Chomsky, Monsivais, Cohelo personas que en diferentes formas se han dedicado a opinar y establecer lo que esta bien y esta mal, en dar posibles soluciones y esperanzas, pero ¿En verdad ellos tienen verdaderas soluciones?
Uno de los méritos que se les reconocen a los intelectuales es que escriben libros que les publican y se supone que son leídos. Aunque no lo reconocen así, el libro es un medio de comunicación. Y ésta es la primera condición para que sea reconocida la intelectualidad, el poder del saber, pero antes que nada tiene que pasar por su propio círculo o los más influyentes entre ellos. La segunda situación en donde han caído es en la constante publicación de su prédica en diarios, revistas, medios de comunicación. No hay intelectual sin columna, sin espacio periodístico o sin revista. Que percibo de esto, a mayor presencia mediática, más intelectualidad: intelectual con tercia de libros, más intelectual, libro con publicidad disfrazada de entrevista al supuesto adquisidor del saber en radio y tele, mata a intelectual de revista segundota y de diario local. Es un protagonismo evidente y lo peor es que piensa que no lo notamos y más aun entran en uno indescriptible paradoja, ya que casi siempre su hazaña es la crítica a los medios de comunicación y lo hacen desde los medios de comunicación. Dicen odiar a la tele y no se cansan de repetir que idiotiza, pero en ella de regocijan. Los portadores del saber, los representantes de una ideología, de un colectivo junto con los comediantes se han vuelto frecuente ítem de la programación en los medios de comunicación. Ambos entretienen. Unos hacen reír y otros sufrir, y los que hacen sufrir (intelectuales) siempre terminan con sus ironías en forma de acertijo y sus remates en forma de moraleja.
Bien dicen que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. También tienen los intelectuales que se merecen. No obstante, los portadores del poder de saber, no tienen los gobiernos ni los pueblos que, según ellos, merecen (egoísmo e individualismo). Sienten que les quedan a deber. Creo que este país tiene justo lo que merece porque siempre anda pensando que alguien tiene que quitarles las telarañas de la mente. Hay que saber actuar y no sólo criticar.
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